Podemos conceptualizar la violencia de diversas formas, según la OMS es “el uso intencional de la fuerza o poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o que tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.
Según el Comité nacional para la Prevención y Control de Lesiones es “el uso de la fuerza con la intención de causar lesiones o muerte a sí mismo o a otro individuo o grupo e incluye las amenazas de uso de la fuerza para controlar a otro individuo o grupo” y “el comportamiento humano agresivo, involucrando el uso de la fuerza física, psicológica o emocional, con la intención de causar daño a sí mismo o a los otros”.
Los actos violentos o las manifestaciones de la violencia en nuestra sociedad pueden aparecer en diferentes contextos, en función de los mismos podemos hablar de diferentes tipos de violencia: violencia intrafamiliar, cuando ésta tiene lugar en el seno de la familia. Este término alude a todas las formas de abuso que pueden tener lugar en las relaciones entre los miembros de una familia, que puede adoptar las siguientes formas: hacia los mayores, entre los cónyuges, hacia los hijos, mujeres, hombres o personas discapacitadas.
Otro tipo de violencia habitual es la violencia contra la mujer o violencia de género, se trata de una violencia que es endémica en todos los países y que afecta a mujeres de todas las razas, edades y niveles educativos. La más habitual es la que se da en el seno de la pareja. (Entre el 20 y el 25% de las mujeres europeas manifiesta haber sufrido algún tipo de violencia física a lo largo de su vida).
Violencia en el trabajo o mobbing, es el asedio psicológico que se sufre en el ámbito laboral, por parte de los compañeros, de la organización o de los mandos directivos.
Cuando se habla de violencia de menores podemos estar hablando de la violencia sufrida por éstos, incluida la visualización de la violencia en los medios de comunicación o en la propia familia. También podemos hablar de la violencia perpetrada por menores de edad: violencia entre iguales (entre individuales o entre pandillas), menores con conductas antisociales, menores agresores sexuales, etc. Un tipo especial dentro de esta categoría es la violencia en la escuela, dentro de los centros escolares se puede hacer mención a la violencia provocada por menores con conductas disruptivas en el aula o el ambiente escolar, que tratan de interrumpir el proceso de enseñanza, también podemos hablar del asedio o acoso escolar entre compañeros o bullying. Dentro del contexto educativo se puede mencionar también la violencia sistémica, del propio sistema, configurado por las prácticas educativas y que normalmente es invisible (el 60% del profesorado de secundaria reconoce que a veces insultan e incomodan a los alumnos), a su vez, el propio sistema se vuelve contra los profesores, desarrollando muchos de ellos el síndrome del quemado (burnout), y para finalizar con la violencia en la escuela, la del propio sistema contra jóvenes de 14 años que no quieren seguir estudiando y tienen que hacerlo hasta los 16 años, sin procurarles una salida alternativa o un acceso al título de graduado por otras vías (25% de los jóvenes).
Otro asunto controvertido y de especial importancia es la violencia que aparece en los medios de comunicación. Hoy en día los medios de comunicación superan como agentes socializadores a los que generalmente se consideraban como tales: familia, religión, educación, etc. La televisión y los demás medios ayudan a definir nuestras creencias, actitudes y valores.
También se habla de violencia vecinal, la violencia que se manifiesta entre vecinos o miembros de una misma comunidad. Puede aparecer por motivos variados: puede ser por ruidos (industriales, locales, individuos…), por árboles, medianeras, animales domésticos, por empleo de espacios públicos, por obras a acometer en la comunidad de vecinos, por actividades de proximidad, con relación a organismos u organizaciones locales y por otros motivos.
Otros tipos son la violencia xenófoba (manifestación violenta de individuos hacia otros de diferentes creencias, estilos de vida o razas) que parte de la infravaloración del otro por tener diferentes costumbres o formas de vida. Y la violencia política o genocidio.
Las actividades de prevención, para personas integrantes de una sociedad que desean convivir sin violencia, son muy importantes. Es posible vivir sin violencia pero también es muy difícil. Con la inmensa mayoría de los medios de comunicación no podemos contar, por lo tanto es básica la movilización social, es fundamental que todos nos involucremos en esta tarea, tratando de trasmitir a los demás que es posible:
- Promoviendo y agradeciendo los comportamientos altruistas y positivos de los demás.
- Movilizándose y actuando ante comportamientos negativos y agresivos, ya que la pasividad anima a los que están involucrados en conductas violentas a seguir perpetrándolas.
- Educando a los hijos y siendo modelos para los mismos sabiendo resolver los conflictos de forma no violenta.
- Apreciando nuestra común humanidad con los demás, no despreciándola.
- Aprendiendo a abordar los conflictos por medio del diálogo.
- Comprometiéndonos a tener en consideración las necesidades de los demás.
- Aprendiendo a resistir las influencias que nos conducen a la violencia, desarrollando una conciencia crítica ante a violencia.
Hay formas de intervenir o de realizar un tratamiento que procure la resolución del problema cuando aparecen las conductas violentas, la intervención puede ser en forma de terapia psicológica, (hacia los agresores para evitar que se sigan produciendo estas conductas y hacia las victimas para ayudarlas a afrontar el trauma) o en forma de mediación.
En la experiencia como terapeuta hacia estas personas que se relacionan de forma violenta, parto de la consideración de que manifiestan una incapacidad para actuar de forma diferente a como lo hacen y sólo son capaces de tomar conciencia sobre pensamientos y sentimientos que encajan con un estilo de vida abusivo. Con la intervención terapéutica se trata de ayudarles a redefinirse como personas, y a abrirse nuevas expectativas en su vida. Se promueve la aparición de conductas responsables y alternativas a la violencia, que sean capaces de ver las ventajas que tiene el cambio en su forma de relacionarse y en su conducta.
La falta de control sobre la ira afecta de forma negativa a nuestras relaciones interpersonales, afecta negativamente a los demás y también a uno mismo.
El tratamiento tiene como objetivos el que estas personas:
- Asuman la responsabilidad sobre su conducta.
- Aprendan a identificar y a expresar emociones.
- Mejoren su capacidad de empatía hacia los demás.
- Trabajen sus pensamientos distorsionados y creencias irracionales.
- Aprendan a manejar y controlar las emociones (ira, celos, resentimiento, ansiedad…)
- Aprendan a comunicarse de forma asertiva.
La mediación es un proceso de resolución de conflictos en el que un tercero imparcial estimula a las partes a comunicarse para construir un acuerdo realista y posible. Se trata de un proceso voluntario y confidencial. La mediación no es recomendable en casos de violencia de género o contra los menores, debido al desequilibrio entre agresor y victima, pero sí es muy recomendable en casos de violencia vecinal.
Hay una experiencia en Bilbao y Baracaldo que está funcionando muy bien, en este caso se ofrece mediación a nivel penal, en las distintas fases del proceso judicial. Se ofrece este servicio a la persona que ha sufrido el delito y a la que a sido denunciada, de forma confidencial y voluntaria ambas pueden participar activamente en la resolución del conflicto, profundizando en la comunicación, el diálogo constructivo y en la toma de acuerdos consensuados. Se busca la forma más idónea de resolución o trasformación del problema.
Tanto demandante como demandado pueden expresar sus necesidades y sentimientos, en la búsqueda de la reparación del daño sufrido. El objetivo de la mediación en este tipo de conflictos entre ciudadanos busca la reducción de los procesos judiciales, que en muchas ocasiones no constituyen el cese de estos problemas. Se busca con la mediación la reparación del daño en la víctima y la asunción de responsabilidad por parte de la persona acusada. Los acuerdos y responsabilidades de cada parte se plasman por escrito en sentencia judicial. El 80% de los usuarios ha llegado a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
Hay otras experiencias a nivel extrajudicial en otras comunidades que están dando resultados muy positivos.